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Historia de la Real Casa de Contratación

La Casa de Contratación fue fundada en 1503 en Sevilla por los Reyes Católicos.

Este organismo fue concebido como una institución dependiente de la Corona para controlar, inspeccionar, intervenir, registrar y fiscalizar todos los asuntos que a las Indias concernieran, es decir, un órgano administrativo que actuaba como aduana y oficina comercial. 

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Previamente, mientras las propiedades de la Corona castellana en América se limitaban a las Antillas, la supervisión y el gobierno de la zona y el comercio entre el Nuevo Mundo y el Viejo, recayó en personas de confianza de la Corona, como fue el obispo Juan Rodríguez de Fonseca. Sin embargo, a medida que la Corona iba aumentando en número sus colonias en el continente americano, la administración iba haciéndose insostenible en manos de una sola persona, por lo que los Reyes Católicos se decidieron a crear un organismo general que pudiera hacerse cargo de todos los asuntos de las Indias, este sería La Real Casa de Contratación de Indias.

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Dicho organismo se encargaba de los siguientes aspectos:

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  • Regulaba la contratación de barcos, hombres y mercancías que partían en los viajes hacia el nuevo continente.

  • Actuaba como aduana y oficina de inmigración.

  • Además de facultades ejecutivas también se le asignaron competencias judiciales para la resolución de querellas producidas en los contratos de la Carrera de las Indias.

  • Posiblemente se trató de la primera escuela de navegación del mundo. Dio a conocer los datos geográficos del Nuevo Mundo a los pilotos encargados de conducir las embarcaciones hasta las Indias, todo ello con información que aportaban los propios navegantes.

  • Todos los conocimientos acerca de pilotaje, cartografía, cosmografía y matemáticas sobre la marina, fueron publicados en libros escritos que posteriormente aprenderían naciones como Francia, Inglaterra u Holanda.

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¿Por qué se eligió Sevilla como sede de la Casa de Contratación?

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  • Desde el siglo XIII, Sevilla había capitaneado el comercio con ya 

    el norte de África, Portugal y las islas del Atlántico, por lo que

      contaba con experiencia en la organización de los asuntos

      comerciales. 

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  1. La ciudad sevillana era un puerto interior ubicado a

      menos de 90 kilómetros de la desembocadura del río

      Guadalquivir, lo que le convertía en un puerto seguro y libre de

      los conflictos de la piratería.

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